Cuando se acerca la Navidad y todos o mejor dicho casi todos nos afanamos por decorar nuestras casas y montar nuestros belenes, los amantes a este bello arte del belenismo nos afanamos por encontrar en casa del artesano de turno, las figurillas que aún nos faltan para completar nuestra escena belenista.
Pues a colación de esta entradilla y por comentarios con otras personas, cada uno a fin de cuentas no dejamos de ser esas figurillas en el mundo encajado en el que vivimos.
Los artesanos que realizan las figuras del belén suelen tener varias formas de realizarlas, a saber: Originales a palillo, moldes retocados de palillo o simples figuras de molde sin retocar.
Pues bien, a las personas nos pasa igual, el Hacedor de todo, el Artesano supremo, parece nos tratara de igual forma, y así nos encontramos que esas personas que parecieran hechas a palillo y como una sola y original sin posibilidad de copia alguna, otras que por que así la vida se lo ha dispuesto, aún saliendo de un molde, han sido retocadas por la mano del artesano y refinado sus juntas hasta parecerse a las originales y ... claro está, están aquellas, las del montón, las del molde sin limpiar que son las que por su abaratamiento y poco entendimiento la mayoría suelen comprar. Claro se diría que de todo puede caber en un belén, porque de todo cabe en la vida y en la viña del Señor y que todos tienen un sitio y un puesto.
Pero, ay de aquellos que solo se preocupen de llenar llenar el molde, cuando de sus hijos se trate, pues saldrán por generaciones más imperfectos y así perderá valor la obra final, pero aquellos que interesados en la limpieza y pureza de la obra final se preocupen en atender y aprender a hacerlas las de palillo, a esas personas no se les podrá decir aquello "Contigo se rompió el molde" pues aún siendo de aquellos que se limpian, los verdaderamente preocupados por la mejora de la sociedad, de lo humano, intentará mejorar cada día su aprendizaje, sabedor que de él, saldrán las mejores obras para completar el más bello diorama de su vida.