Este Lunes Santo,
debía de ser un día especial. Y lo es, o sería, o no será, según se mire.
Digo
esto, porque hoy, en que cumplo 56 años y más de cuarenta de hermano de la
Hermandad del Stmo. Sacramento del Altar y Cofradía de Nazarenos de Ntro. Padre
Jesús de las Misericordias, María Stma. de la Candelaria y Sta. Mujer Verónica,
así estaba previsto que fuera.
Y a fe mía que lo
será, aunque no de la forma que estaba previsto o sí.
Me explico.
Este
año cumplo 43 Semana Santa desde aquella primera vez que vestí el Sagrado
Hábito Nazareno, y que poco después cambié por la molía, pero no éste morado y
marfil, sino aquél blanco de cola con cinturón de esparto, que identificaba, en
aquellos humildes años, a los hermanos de fila de Ntra. Sra. de la Candelaria, el
que, como una segunda piel, se pegó a mí, como se grabó en mi alma la cara de
aquella Niña bonita de carita tostada por los humos de los cirios cuando
contaba con 12 años.
Este año, junto a
mi “HERMANO”, MI AMIGO, MI COMPADRE, Jerónimo Peña Rubio, “Miki” para su
familia y amigos, que se había “cortado la coleta” como costalero de Nuestra
Niña, tras más de treinta años bajo sus plantas y la de su devoción infantil,
Ntra. Sra. de la Merced, por otro buen número de años, este año iba a volver a
revestirme, junto a él con este nuevo, para mí, Sagrado Hábito.
Este año en que su
hijo, mi ahijado, Jerónimo Abdó, llegado desde lejanas tierras etíopes, ya el
pasado año tomara por primera vez el Cuerpo de Cristo, este año, tras varios
vistiendo su túnica de monaguillo, cobijado bajo ese trozo sobrante de terciopelo
que cubriera con su manto a la Reina de la Plata en antañas fechas, hecho forma
de capín, por mi hermana Mari Carmen, para que jamás le faltara su protección,
este año, iba a ver cumplido el deseo tanto suyo como de su padre, de vestir
igualmente, junto a padre y padrino, su Sagrado Hábito.
Pero, por aquellas cosas del ser humano, no podrá ser así, aunque no quitará una pizca de especial al día, por más que el hombre intentara que así fuera, desdeñando los sentimientos de las personas por lo vil. Como dijo Aquél, “No se puede amar a dos señores”
Y para colmo y por
más, si con esto no fuera suficiente, este año, mi hija Candelaria junto a mi
yerno, se encuentra, como tantos jóvenes lejos de su casa, de su familia y
amistades, de sus tradiciones y costumbres y, lo que es más doloroso, lejos de
sus sagradas devociones.
Esas puertas,
porque así lo han querido Ella y Él, el pasado año, se abrieron de par en par con
muchísimo gozo y algarabía, para recibir, a esa gran persona, hijo, hermano,
padre, cristiano, HERMANO, AMIGO, COMPADRE, “Miki”, dejando un vacío, o no,
dentro de todos nosotros, aquellos que nos negamos a creer que se ha ido.
¡Pero, no!
Sabemos que no se
ha ido, que no nos ha abandonado. Porque quienes le conocimos, compartimos, y
vivimos junto a él, aún le sentimos. Sabemos que está aquí, porque él no puede
soltar la mano oscura de ese hijo suyo, al que se aferró teniendo pocos años y
al que jamás dejará de estar unido.
Por todo esto, este
año, que debiera ser especial, ¡SÍ LO SERÁ!
Porque sé que
“Miki”, está con nosotros, porque sé que verá como revisto a su hijo, de ese
Sagrado Hábito que tanta ilusión le hacía vestirlo, porque verá a su hijo
cogido de la mano de su “prima” Mari Carmen, hacer la estación penitencial,
cerquita de Su Madre, y además sé que lo verá, muy cerquita de nosotros, bien
al lado de su hijo, o sentado en el regazo de Ella, desde donde orgulloso, irá
contándole las peripecias de su bien amado hijo en este especial día para
todos.
Y yo desde detrás
de su manto, o acercándome al lado de mi ahijado, sentiré junto a mi hermana
mayor, la presencia de las ausencias, porque es así como debe de ser, para que
el día sea suficientemente especial, porque hay motivos más que sobrados.
Día especial, de
añoranzas y de alegrías, de llantos y risas, especialmente infantiles, de ese
revoltillo que quiero con locura y que sé que cumplirá con su sueño de vestir
la túnica y hacer completa la Estación de Penitencia junto al resto de hermanos
de la que es desde que pisó estas tierras, “su hermandad” y “sus devociones”.
Compare, ya todo
está preparado, te esperamos a nuestro lado.
Un beso, un abrazo,
como antaño en aquél patio o azotea a pocos minutos de ponernos bajo Ella, este
año, este día, SÍ hay motivos sobrados, para que los cinco, lo hagamos, junto a
Ellos, UN DÍA INOLVIDABLE Y QUE PERDURE EN LA MEMORIA DE QUIENES ASÍ LO SENTIMOS.
Nuestro Padre Jesús
de las Misericordias, María Santísima de la Candelaria…
ROGAD POR TODOS NOSOTROS.
21 de marzo
de 2016
LUNES SANTO