Sí amigos, tras muchos meses sin una nueva entrada, es ahora, quizás cuando por esas cosas que Dios nos pone por delante, que me vuelvo a poner a escribir y espero ya no volver a parar.
Hace días tuve la oportunidad, la inmensa suerte de vivir por unas horas ese ambiente lúdico, festivo y espiritual de cientos de miles de jóvenes y personas de cualquier condición y edad, durante la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud de Madrid 2011.
Pero esa oportunidad posiblemente no se hubiera podido producir si no es porque la imagen de mi querido Jesús de las Misericordias, fuera invitada a participar en el Via Crucis junto a otras imágenes de la Semana Santa española.
Y he dicho que por esas cosas de la vida, pero la verdad es, que Dios sabe escribir en renglones torcidos, y si por momentos pensé que me mostraba mensajes que me indicaban que no debía de asistir, quizás desoyendo su voz, decidí asistir.
Aún ando dando vueltas a los minutos de vivencias, con mis hermanos, delante de mi imagen en casa extraña, en las sensaciones de mis hermanos costaleros que exaustos pero felices vivían cada paso, como algo nuevo e irrepetible, dejando regadas las calles de Madrid de un sudor puro, mezcla de emoción y de amor por Aquel al que portaban y el mensaje que el Dios hecho hombre misericordioso iba dejando en cada una de las miradas de quienes extasiados lo contemplaban.
Ver las caras de tantas personas extasiadas muchas, llorosas otras, delante de la imagen que tanto amas y veneras, le llenaba a uno de orgullo, pero también de ciertas dudas, por cuánto amor, cuánta fe se puede tener, en especial de aquellos, que tan solo por unos minutos, podían tener la ocasión de verle, de orarle, de rogarle y pedirle.
En verdad, estos días dan para muchas páginas, pues los momentos, los hechos, los actos, se producían por instantes. Pero me quedo con una cosa que ayer noche me recordó un buen hermano: LA HERMANDAD VIVIDA.
Sí la hermandad.
Se dice que solo se aprecian las cosas cuando faltan y, quizás esta asistencia la JMJ de mi hermandad, haya sido otro renglón escrito por Dios, en nuestras vidas torcidas de hermandad, pues si por un rato somos capaces de reconocernos, abrazarnos sinceramente y dejar de lado diferencias, es un primer paso para darnos cuenta que todo es posible, solo se trata de dejar en el camino aquello que nos sobra y tan solo quedarnos con lo que, verdaderamente, merece la pena.
En fin amigos, no es cuestión de cansar, espero seguir colgando cosillas de esta imborrable JMJ 2011, así como un poco más del día a día, con la libertad de expresión bien usada, parar seguir echando MIS PENSARES AL VIENTO.