Continuando mi camino, en esta nueva semana de etapas entre riscos casi inalcanzables y llanos propiciados, me ha venido a la mente la palabra confianza, esa que tengo en Nuestro Señor y Su Santísimo Padre, pues cuanto más cuesta arriba o más imposible se ponía la etapa y más confianza iba perdiendo en mi mismo, la confianza que de siempre he tenido en Ellos, me ha hecho creer que ellos estarían ahí y no me dejarían desfallecer ni me dejarían tirado, como así ha sido.
Por ello, esta nueva página de mi diario, no puede ir dirigida a otra cosa que no sea LA CONFIANZA.
Siempre he creído que la confianza se basa en el conocimiento del ser humano, o no.
Confiar en alguien es dejarse caer, a sabiendas que habrá quien te sostenga, es quitarse el miedo a lo desconocido, pero claro, para eso primero hay que conocer uno mismo sus propios miedos y temores, pues en ocasiones, quizás demasiadas, pensamos más en "¿qué me sucederá?" que, precisamente, en el que se tiene detrás, delante o al lado de uno para apoyarse en él cuando se necesita, o no.
La confianza es saber valorar al que se tiene delante, es dar razón a que uno sólo por sí mismo es incapaz de sostenerse, de hacer las cosas, de conocerse y valorar muchas cosas de la vida.
Confiar en las personas, es duro, pues claro, ¿hay algo fácil en esta vida?. Cuántas puñaladas, cuántos tropiezos, cuántos sinsabores, cuantas interrogantes, cuántas dudas, cuántos palos. Pero, como dije a un joven no hace mucho, "Sí merece la pena, recibir esos palos". Nos hacen fuertes, nos hacen conocedores de nuestro aguante, nuestra resistencia, nuestra fe en uno mismo y en el prójimo.
La confianza es el útero en el que ponemos a nacer y crecer la semilla de la amistad, de la verdadera y auténtica amistad. No existe otro tipo, solo la verdadera amistad. esa palabra que con tanta alegría se suele utilizar, al igual que la de hermano, amigo, sin entrar a valorar el significado de ellas y luego vienen los errores.
Dicen que el roce hace el cariño, pues con más cariño si cabe hay que tratar a la confianza, esa confianza de creer en el otro, de darle oportunidades a acertar y equivocarse, pues en ambas se encuentra el crecimiento humano como personas. Todo lo demás son chichimonas de tres al cuarto que a la larga más nos quitan que nos dan.
Cuba no se ganó en un día, pues con la confianza pasa lo mismo, pero con una sola salvedad: La misma palabra CONFIANZA.
No hay que marcar los tiempos, si queremos tener confianza, ella es semilla salvaje que nace donde quiere y cuando quiere. No vale aquello de te doy mi confianza, te quito mi confianza, como si de un juego se tratara. Hay que ser confiado, claro que sí, hay que estar dispuesto a reconocer que la vida nos ha de dar palos, y hay que estar dispuesto a sufrir y a sacrificar, lo que somos, lo que tenemos, por lo que podamos llegar a ser y a tener. Es creer en el futuro, es dar tiempo al tiempo sin medidas, sin tiempos, como he dicho, es confiar en todo y todos, de otra manera no se entendería la confianza, más en aquellos que nos llaman o llamamos cristianos.
Porque..., ¿ en qué se basa la auténtica FE cristiana ?
Precisamente en la confianza ciega, en la existencia de Dios en Su Palabra, en Sus Obras. Y si no, ¿en qué se basó Nuestra Madre la Virgen María, para aceptar las palabras trasladadas por el Arcángel?
Sí, en la confianza, y crió a su hijo Jesús, basada en la confianza de lo que debía ser y tendría que sufrir, y Jesús predicó basado en la confianza que lo que el Padre había dispuesto para él para llevar a cabo la misión que le había encomendado. Y Él no falló a esa confianza, y cuando lo hizo o dudó, ahí estuvo Su Padre para perdonarle, porque el perdón no se entiende si no es recíproco.
Y ahora se me viene a la memoria una película navideña llamada " St, Claus in the street Nueva York", en la cual precisamente en una de las escenas finales se habla de que, "si tenemos confianza en la existencia de Dios sin haberlo visto, porqué no hemos de confiar que verdaderamente existe St. Claus.
No podemos andar por la vida diciendo "en este confío, en este no" o "te doy mi confianza, te quito mi confianza".
Hay que ser valientes, estar dispuestos a arriesgar, a poner la adrenalina de nuestra moral, nuestra ética y nuestro espíritu al límite, porque seguro que tras haber corrido el riesgo de CONFIAR y dar oportunidades a otros sin conocerle en demasía, no seremos más débiles, sino más fuertes por haber sido capaz de hacer o recapacitar sobre lo único importante en la vida: El ser humano, uno mismo y los otros.