miércoles, 29 de agosto de 2012

DE LA JUSTICIA Y SUS ADLÁTERES


Dicen que generalizar induce a errores, mas en mis comentarios por conocimientos de los hechos por personas cercanas que dan fruto a esta opinión, he de decir, que salvo escasas personas, esta figura institucional y quienes la representan y trabajan para ella cobrando del dinero de todos, flaco favor le hacen a la palabra "JUSTICIA", cuando de sus togas hacen sayos, basados en el poder de sus sentencias, usando la ley a capricho y antojo y, llegado el caso, amparados en un corporativismo acérrimo.

Siempre he pensado que el ser humano, es decir el de carne y hueso, ante todo es eso, por encima de puestos, cargos ideologías o labores a desempeñar, pero como dice el refrán "La mujer del César, además de no serlo, tiene que demostrarlo".

Pues bien, quienes desde cualquier institución y en este caso la judicial ha de dar ejemplo de conocimiento, de veracidad y usar las armas legales a favor del indefenso, tal como marca la ley, deja que, personas con sus dotes mentales atrofiadas, al amparo de la ley que los mismos jueces modifican, extrapolan y/o interpretan, queden en libertad para que puedan seguir cometiendo sus fechorías.

Da igual que una persona violente a una menor tanto en lo físico como psicológico y quede marcada de por vida, y con ella su familia, pues quien pareciera un ángel, no ha sido lo suficientemente valiente, no solo para pedir perdón, sino ni tan siquiera para abrir la boca en su defensa, como amparando su culpa en su silencio, sabedor del daño cometido.

Pero lo dicho, ¿cómo confiar en una justicia que no ampara al menor y da rienda suelta a quien en su silencio va diciendo a gritos soy culpable?

Pero claro, esto después de lo de Marta del Castillo o lo de Ruth y José y tantos otros casos, pareciera poco. ¿Qué le decimos a la familia afectada, intentando con ello minimizar el daño psicológico que la sentencia produce, por no hablar del económico, con los tiempos que corren?

En Jerez, casi todos nos conocemos, y claro está que dentro del estamento judicial no iba a ser menos. Es por ello, que la desconfianza en el corporativismo de esta y otras instituciones sea total, pues o “te callas y te fastidias” o si haces uso de tu "supuesto" derecho de defensa, el corporativismo te aplasta, pues entre ellos se conocen y llegado el caso hacen bueno aquello de "hoy por ti, mañana por mí" con una connivencia total y absoluta, imposible como ellos mismos saben de demostrar.

Da igual que los bancos desahucien, si no hay medios económicos suficientes para luchar contra los gigantes ciclópeos de la banca, nadie te amparará y la justicia verá pasar por delante de ellos los papeles para firmarlos, con lo que, ya han hecho su trabajo.

Que luego el estamento, la institución, da razones a quienes con la ley en la mano no la tienen, desoyendo las palabras escritas dando orden de su cumplimiento quien las escribió, pues da igual, la justicia del hombre deformará la realidad, se hace caso omiso al mandato escrito, se interpreta y enrosca la ley, cual serpiente venenosa para al final dictar  sus sentencias impepinables, amparadas en "espíritus legales", con lo que las copitas de días anteriores, las amistades de facultad, sostienen la sentencia, aún cuando éstas vayan contra toda ley, y ya sabes si quieres pelear, o “tienes o que te vayan dando” como a aquella hasta por las orejas. Es decir, como aquellos cartelitos a las puertas de algunos bufetes de Estados Unidos, "¿Cuánta justicia puede pagar?

En definitiva, en una España tan corrupta, donde demostrado ha quedado que el estamento judicial no se salva, cuando debiera ser el más límpido, trasparente y claro, no queda otra que, o bien te buscas las argucias dentro de tu conciencia y alma para engañarte a ti mismo e intentar sobrellevar la que le haya tocado a quien le tocara, o bien, tienes amigos entre las instancias judiciales, o, tienes dinero para luchar lo indecible, aunque al final, solo te queden los más cercanos para ampararte y un puente para cobijarte, mientras ellos, absortos a toda realidad, siguen impartiendo "SU JUSTICIA" a mesa y mantel, sin nada ni nadie que les tosa y lo que es peor, aún sin posibilidad alguna ni de intentarlo.

La figura de la justicia con los ojos vendados viene que ni de perlas, aquél que la recreó de aquella manera no se equivocó para nada, es ciega para no ver, conocer, y practicar la justicia que debiera, "ah yo solo hago lo que debo", y no ver quién es quien la anda fornicando a sus espaldas convirtiéndola en una prostituta callejera, sometida a los más poderosos. Pero eso sí, de tanto ajetreo trasero, la balanza siempre se le  inclina para el mismo lado.

En España, ni existe ni existirá.

Cuando aquellos que van dejando libres a aquellos que cometen esas felonías y atrocidades, como casos ya hemos conocido, vayan a mayores, aquellos que los dejaron libres o sin la suficiente pena, seguirán tomando copitas, reuniéndose en connivencia con sus adláteres y amigos, sin problemas de conciencia alguno, pues al parecer, aquellos que se la dejaron olvidada en el claustro materno, son los mejores para ocupar puestos dentro de la institución judicial, y si alguno intenta defender sus casos con justicia y conciencia, son los primeros apartados de ese círculo cerrado de conocidos en que se ha convertido la justicia.

Y si llegado el caso que el absuelto vuelva a delinquir y hacer llorar a otras familias, ellos seguirán escudándose en su serpenteante justicia y mintiéndose a ellos mismos, con tal de dormir tranquilos, que dormir duermen, pues, para no dormir hay que tener conciencia y ya hemos dicho que carecen de ella muchos de ellos.

Y claro está, si algún día a alguno de ellos, de sus familiares o amigos le sucediera algo parecido, la justicia sería diferente y caería con todo el peso del mundo sobre el acusado, por mucho ángel que pareciera, fuera valiente para decir "no he sido, no lo he hecho e incluso reconocer su culpa, y pedir perdón a la familia, por lo que supo que hizo. Entonces sí que daría igual la inocencia del que se sentara en el sillón de los acusados, porque claro, con nosotros nadie se mete, "SOMOS LA JUSTICIA". (Ja)

Esa justicia de orondas panzas, tipos moldeados de buenos  vestires, buenos comeres y perfectas palabras. Esa justicia que se pone su antifaz llegado el caso, como el más penitente de las personas, amparados en unas creencias, en un Dios, que digo yo, que no ha de ser el mismo que el de muchos, en un Jesús y su Stma. Madre, llorando “lágrimas de cocodrilo”, mientras les miran, sin pensar en los daños que han permitido se les hicieran a las personas, que bien pasaron por sus bufetes o estrados.

Pero eso sí, son reconocidos y hasta distinguidos por la plebe y los suyos, pues como en el fútbol, en la mayoría de las ocasiones, las felonías quedan en el despacho o en la sala de la "supuesta justicia".

Menos mal que, a los que nos sabemos ovejas del rebaño, aquellos que sí reconocemos nuestros errores, aquellos a quienes estos personajillos, creyentes o no, penitentes o no, cofrades o no, ateos, progres y de otros rebaños, que están cuales “lobos con piel de cordero” mezclados en el rebaño, a la espera de buscar al próximo inocente al que hincarle el colmillo, sí a esos que la justica les ha dado la espalda, les queda al menos, como verdaderos creyentes las palabras pronunciadas por Jesús en el sermón de la montaña: “Bienaventurados los perseguidos por la justicia, por que de ellos es el Reino de los Cielos”

Pero no quisiera terminar sin unas palabras de esperanza.

Esperanza basada, en como dice la tópica frase "De todo ha de haber en la viña del Señor".

Pues sí, los hay de los ya mencionados y, como dije al principio que las generalidades inducen a errores, no quisiera errar y por ello reconozco que hay gente buena, buenas personas, buenos profesionales, conocedores de su profesión, con conciencia, que saben mirar más allá del caso que se les plantea, es decir, mirar a las personas, sus vidas, sus circunstancias, sus problemas, llevando el caso a un terreno casi familiar y personal.

Esas personas, que más allá de entender su profesión como tal, la usan como un servicio al prójimo, sin importarles los dineros, ni la cantidad ni la calidad del mismo y que anteponen al vil metal, a las personas y sus circunstancias.

A esos, a ese tipo de profesionales de la toga, con un escudo u otro, a esos, mi más sincero reconocimiento y aprecio en nombre de tantos, porque sin ellos, quizás este mundo judicial, que algunos conocen muy de primera mano, no tendría salvación alguna y con ello la practica judicial en el auténtico, verdadero y estricto sentido de la palabra.


(Desde este humilde blog, quisiera dar mis más sinceras condolencias a todas aquellas familias, amigos y conocidos, que han vivido en primera persona el dolor por la pérdida o daño de alguien cercano y en especial a aquellos que lo han visto agravado por causa de la injusticia)


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