martes, 6 de octubre de 2009

EL OBLIGADO DESCANSO

No es normal hacer uso de la tecnología en este bendito Camino, pues la propuesta que nos hace es la de olvidar todo esto. Pero no me resisto en este rato obligado por las circunstancias que el camino otorga, a sentiros cerca mediante unas palabras.

Todo va bien, como la vida misma, el camino nos lleva, aunque queramos forzarle a lo contrario, al igual que queremos obligar a cambiar nuestro destino, aquel que no conocemos.

Qué tiempo en balde perdido en tal esfuerzo, el Camino, los Caminos, hay que andarles, solo andarles y no querer que las etapas de nuestra vida nos adelanten, como queriendo recortar los esfuerzos.

Los esfuerzos nos enseñan a valorarles, a dar la importancia justa y necesaria de cada paso, ya sea cuesta arriba o cuesta abajo. ¿Cuánto pierden o perdemos aquellos que quieran engañar por entrecortado caminos la senda que está marcada? Nunca se sabe que se deja detrás cuando no sabemos aceptar que lo marcado está decidido ya por muchos antes que nosotros.

Las flechas, las indicaciones, que a veces obviamos por quitarnos unos metros de dura subida o rompedora bajada, solo nos hacen perder algo en el camino que ya, quizás, jamás podamos volver a encontrar.

Lo humilde, lo más ínfimo, aquello que quizás creamos insignificante, nos hace valorar más aún el esfuerzo realizado por visualizar un paisaje que para los ojos del que lo observa, será completamente diferente del que vea el que nos sigue a pocos metros.

La vida de cada uno, como el camino de cada uno, es un regalo individual que Dios nos hace. Hasta ese punto llega a querernos, que cual Rey Mago nos personaliza los regalos que nos va ofreciendo.

Somos nosotros los que en nuestra vanidad, orgullo... no queremos subir esa colina para recibirle.

En fin amigos míos, son tantas cosas las que el camino, la gente del camino, con más fe que la mía o quizás con menos, vaya usted a saber, nos están enseñando tanto... desde más jóvenes que el que os habla o más mayores... que la verdad que el diario interior de ambos (mi hija y yo) necesitarán más gigas, así como nuestro diario de camino, se nos queda corto para expresar, cuanto recibimos cada día.

Es cierto que el mejor diario, se encuentra en nuestro corazón y en la espera que de por vida, se vaya desgranando las hojas del mismo, para recordarme lo bella que pueda ser la vida, con un poco de esfuerzo por nuestra parte.


Un fuerte abrazo y besos, a quienes nos seguís en el blog o en nuestro camino.

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