miércoles, 28 de septiembre de 2011

NO SE ACEPTARÁN COMENTARIOS QUE NO VENGAN FIRMADOS

El que más y el que menos, sabemos de la importancia de la libertad, como digo en el título de mi blog, pero la misma ni puede estar enjaulada, ni esconderse tras de máscaras.

Todos cometemos errores, pero lo importante de ello, es aprender de los mismos para procurar no volverlos a cometer.

Por ello, y como no lo avisé cuando volví a arrancar con este "mi blog", quiero dejar claro, que el mismo está abierto a todos los comentarios, siempre y cuando los mismos vengan precedidos de una identificación con nombre y apellidos, pues en el caso que se ha dado hace poco, y al parecer como es costumbre en algunas personas, es muy fácil atacar, criticar y exponer, con o sin conocimiento de causa, por ello, lamento haber tenido que borrar el comentario que se ha realizado, pero si el que lo hizo tiene a bien identificarse, pensaré de en ponerlo o no. Pues este blog nace con otra intención que no es la crítica y mucho menos el ataque personal, como en otros se suelen hacer.

Vuelvo a repetir que lo siento, no me gusta la censura, pero cuando el comentario viene realizado por alguien que me conoce o conoce el círculo social en el que me muevo, me parece de poca ética, no decir las cosas a la cara, sino enfundarse un " Anónimo" para expresar sus pensamientos.

Un saludo y espero, no tener que llegar a suprimir los comentarios en mi blog, por cualquiera de las causas aducidas y llegado el caso.

domingo, 25 de septiembre de 2011

ORGULLO

Cuando me inicié en aquello que se denominó formación humana, dentro del ya tristemente desaparecido a manos de la llamada Iglesia Jerárquica, "Movimiento Junior", tras unas breves palabras del que sería nuestro monitor, llegó la pregunta de rigor: ¿Para que vais a utilizar la formación que recibáis aquí y en la vida?. Cada uno de mis amigos y compañeros de aquel grupo que tuvimos en llamar "Los halcones", contestó lo primero que se le vino a la mente, en el entender que aquellos 11, 12 o 13 años nos daban por aquel entonces, a mí tan solo me salió una frase: "Para mi hija", sin saber que Dios me bendeciría con dos, con lo que hoy por hoy aquella frase con el paso de los años, se vio extendida a mis dos hijas y a toda persona que se rozara conmigo.

Pues bien en la vida, los hijos te dan alegrías, problemas, de todo un poco, pero siempre te quedas con aquellos momentos que te llenan de orgullo como padre, al ver que aquella frase dicha hace tantos años, va dando sus frutos.

Y de tantos como ya ha ido dando a nivel personal como padre, el último, es si cabe, de los más importantes, pues una tradición continúa, se perpetua, puede ayudar a continuar la linea de acción que emprendió en mí aquel monitor o la de aquellos ancestros que antes que nosotros, a la vez que descendientes de éstos pusieron dentro de una institución tan querida para toda mi familia, ascendientes y descendientes, como es nuestra Hermandad de la Candelaria.

Diréis algunos, ¿a qué viene tanta palabrería?.

Sin este prólogo, sería quizás imposible entender el titular de este relato, pues todos, esposa, hija, hermana-tía-madrina y yo, quizás en especial, nos sentimos emocionados y ORGULLOSOS, de ver que mi hija mayor, a sus 23 recién cumplidos años, juraba como miembro de la nueva Junta de Gobierno de nuestra querida y amada hermandad, en su caso como Delegada de Juventud.

Y si a ésta efemérides, le unimos que mi hermana mayor María del Carmen, a sus recién cumplidos 63 años, tía y madrina de mi hija, también juraba su cargo de miembro de Junta de Gobierno como Delegada del Grupo de Mujeres, la felicidad y el ORGULLO  de portar unos apellidos era completa y desbordante.

Me viene a la memoria tantos momentos especiales vividos, desde aquel día en que fue inscrita en la hermandad, el mismo día de su nacimiento o su primera visita, ella y yo los dos solitos, con el templo vacío, presentándosela a María Santísima de la Candelaria o su presentación oficial ante ella en el día del Santo de ambas, que para algo se llama María Candelaria del Rocío, o la primera vez que le pusimos con meses, su primera túnica nazarena, con su primera papeleta de sitio,... son tantos recuerdos.

En el caso de ella, mi hermana, digamos que se hacía justicia a tantos años de entrega desinteresada. Más de cuarenta años en la hermandad, trabajando a lo callado, mientras le dejaron, sin pedir nada a cambio, sintiendo a veces el amargor de la traición, del olvido, de la desidia.

La hermandad, y principalmente sus titulares, Jesús de las Misericordias y en especial, pues se siente más mariana, María Santísima de la Candelaria, son sus principales motores de vida y lucha, jamás buscó nada personal, todo lo contrario, todo le pareció y le sigue pareciendo poco para su hermandad, hermanos y titulares.

Igualmente me viene a la memoria aquel salón donde coció el manto para la Stma. Virgen, o aquella saya que le hiciera, con los bordados que un hermano regaló, mientras me encontraba debajo del bastidor, ayudando a pasar la aguja, o aquel primer banderín del Grupo Joven de la hermandad, que también realizara, o todas las túnicas de mis hijas, de sus hijos y de tantos otros como ha hecho, o aquellas puntadas que dió en esas bambalinas del paso de palio, siempre al lado de las agujas, siempre dispuesta y ofrecida a todo y para todo, de forma callada, desinteresada, todo con cariño, por amor a lo que se tiene Fe, pues ella no olvida que Jesús es Dios Padre hecho carne y la Stma. Virgen es su madre, y claro como madre así se identifica con ella. Veo sus manos, y veo cuánto trabajo, cuánta entrega hay en cada dedo desfigurado, por el uso de las mismas, tras la aguja, especialmente.

Ella fue quien me llevó a la hermandad, por ella principalmente, siento a mi hermandad, a través de ella la he conocido, la he amado e incluso odiado, en ocasiones a niveles humanos y/o personales.

Mi madre y mi padre "el viejo", como le decían y es recordado en la hermandad, ambos, segurísimo, que también estarán ORGULLOSOS de ver como sus descendientes, siguen el mismo camino. Un camino de entrega, de compromiso, sin vanidades ni protagonismos, con humildad y trabajo, algo que ellos nos inculcaron y que nosotros hemos intentado inculcar a nuestros hijos/as, en pos de, en mi caso, hacer realidad aquella frase dicha a los 12 años y con ella, aportar otro granito de arena,  a ese cambio social tan necesario, en pos de un mundo más justo y desinteresado.

Y para finalizar, porque es parte de la familia, para algo es nuestro primo, el hijo de mi prima y madrina, Sergio, que también pasó a formar parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad en calidad de Secretario. Aquel chiquitín que de pequeño, también mi hermana, inscribiera en la hermandad junto a su hermano Juan Antonio, aún me parece estar viéndolo, con su túnica blanca de cola, con aquel cinturón de esparto que le hiciera para su hermano mayor y que ahora le venía como un guante a él.

ORGULLOSOS su madre y su padre, junto a los míos, sus tíos como le decían,  desde arriba, estarán brindando, unos con una copa de Tío Pepe y otro de Victoria, por todos ellos, pues la saga continúa, quizás para pesar de algunos... pero de todo ha de haber en la viña del señor.

(Ah, por cierto, el que sostiene el micro, también es primo nuestro, jajajajajaja) lo dicho, LA SAGA CONTINÚA.

















viernes, 23 de septiembre de 2011

HISTORIA PARA NO OLVIDAR O EL PORQUÉ (3ª Parte y última)

.... a lo que iba.

Unos diítas en la UVI, siendo tratado de la mejor manera que se puede tratar a una persona, mientras veía el constante ir y venir de aquellas profesionales de la enfermería que entraban y salían de las restantes salas, donde suponía a personas en muy mal estado. Pero eso no les quitaba la sonrisa de la cara. Lo dicho auténticas profesionales las chicas de la UVI de silicosis del Hospital de Oviedo.

Los médicos venían de vez en cuando a ver mi evolución y claro está, no me faltaba la visita de mi hermana, que dicho sea de paso, nunca se sintió sola, esa era mi mayor preocupación, siempre tuvo a su lado la atención de todas aquellas personas que me atendieron en primaria instancia en el restaurante.

La última mañana en la UVI, muy temprano me despiertan con la amabilidad ya comentada, una radiografía y me avisan que tras la comida paso a planta, cosa que demoro, pues la comida si bien era suave, que no era cuestión de volverse a atragantar,  me suben a planta, donde me encuentro con un señor, ya de cierta edad o así lo pareciera, acompañado de su esposa, el cual en los días que estuve en planta me relataba, parte de su vida en la mina. De como en dos ocasiones salvó la vida, de cómo ahora está jubilado con muy buenos dineros, pero que no puede andar cien metros sin ahogarse por culpa de la silicosis. Que hace unos días salió de allí y que de nuevo vuelve. Que esa es su vida, unos días en casa y otros en el hospital.

Así transcurría mis días en aquella planta, visita de enfermeras a hacer pruebas y mediciones, lectura del mismo diario, a excepción de las revistas que mi hermana, siempre atenta, me trajo y paseos por los pasillos y visitas a la sala de televisión, donde hasta allí en la noche, se acercaban las enfermeras a tomarme las mediciones correspondientes o a engancharme los botes de antibióticos... !qué amabilidad¡... "no, no, usted tranquilo que no me cuesta trabajo venir aquí...

En la lectura de la prensa, me sorprendió encontrarme con dos casos similares a los míos, donde una señora, había salvado la vida, como me sucedió a mí, por la pronta atención del servicio del Samur, mientras otra al vivir más distanciada, no tuvo la misma suerte que la otra señora y yo y falleció.

Y por medio de todo esto la visita de mis "ángeles de la guarda", aún seguían preocupándose por mí.

Todos me decían que me marcharía y yo no veía la hora de hacerlo. Cuando creí que me marcharía, la doctora me dice que de nuevo a rayos y más extracciones. (Enfado) ¿Como que hay que repetir las placas? Menos mal que una de mis ángeles de la guarda, quiero entender, estuvo conmigo en ese preciso momento y creo incluso a pies juntillas que algo tendría que ver en que tras la placa, pasadas unas horas, pudiera salir de allí.

Pues nada, tras la comida, !EL ALTA¡ eso sí con unas severas advertencias por la doctora que me atendía.

Me vestí lo más rápido que pude, ya estaba mi hermana de nuevo a mi lado, me despedí de aquel encantador hombre con el que había compartido habitación y... un paseíto por Oviedo, que casi no le había olido, hasta nuestro alojamiento.

A la noche, mis ángeles de la guarda, y de mi hermana, nos invitaron a tomar esa sidriña, que se había quedado esperando aquel fatídico día.

Presentaciones, comentarios sobre lo ocurrido, culin va, culin viene... yo de refresco, me cachis, que el antibiótico no se puede mezclar. Y por medio unos exquisitos pinchos.

¿He dicho pinchos?

Para pinchos los que nos tomamos en un bar propiedad de un hermano de dos de mis ángeles, instalado en la calle del vino, que no solo de sidra vive el asturiano. Ahora sí, que sí, estos exquisitos pinchos, los acompañé con un buen Rioja, me supo a pan del cielo, después de las comidas del hospital.

Terminaba la noche, foto de rigor y las tristes despedidas de mis "ángeles" ¿Cuándo las volvería a ver?. Al menos prolongamos unos minutos más la despedida con alguno de ell@s, que nos acompañaron amablemente, no podía ser de otra manera, mientras me relataban historias y costumbres de la zona.

Al llegar a nuestro lugar de descanso, justo al lado de la pastelería más antigua de la ciudad y por ende la mejor, nos indicaron, hablando de porqué les llaman carbayones a los ovetenses, que probáramos el dulce típico de Oviedo, "el carbayu". 

Prometimos probarlo, pero en especial, prometimos no perder el contacto, intentar de volver a vernos, o allí o aquí, pero sí tener una cosa muy clara, por siempre y para siempre "HABÍA NACIDO UNAS NUEVAS AMISTADES" como jamás lo hubiéramos pensado.

Dios escribe recto en renglones torcidos, dice el dicho, y quizás por ello aquella noche no pegué ojo pensando tan solo, ¿POR QUÉ?, ¿que escribía Dios en mi vida con lo ocurrido?
De nuevo el ¿PORQUÉ?

Muchos os preguntaréis, el porqué de tan repetida frase "MIS ÁNGELES DE LA GUARDA"

Pues os contestaré. Buscando respuestas a todo, como es algo normal en mí, no dejaba de pensar, ¿Porqué tanta suerte, de tener a personas capacitadas a mi lado? ¿Porqué, como dicen muchos no vi la luz... o mejor dicho no me dejaron verla?

Pues ahí estaban mis "ÁNGELES DE LA GUARDA", ellas con sus sutiles alas, cubrieron mi cuerpo, para no dejar que me viera la "de la guadaña" y por ende "YO NO VIERA LA LUZ".

Benditas seáis todas cuantas estuvisteis a mi lado en aquel instante. Bendita seas hermana, por estar siempre a las duras y a las maduras. Yo quise darte maduras y te dí quizás una de las más duras de tu vida. !PERDÓNAME¡.

Gracias a todos los que algo, alguna relación habéis tenido con nosotros, mi hermana y yo.

Como se suele decir, "ni son todos los que están, ni están todos los que son:

"AMIGAS Y  AMIGO, ÁNGELES DE LA GUARDA" (MARISOL Y JOSÉ LUIS, ANA, BELÉN, ASUN, MARTA, MASUN,)

"SAMUR" (LUCÍA, CRISTINA, SANTI Y DANI)

"UVI DE SILICOSIS" (MARISA Y EL RESTO DE COMPAÑERAS Y DOCTORES)

"PLANTA DE NEUMOLOGÍA DEL HOSPITAL" (DOCTORES Y DOCTORAS, AUXILIARES, ENFERMERAS, TODOS...)

"URGENCIAS DEL HOSPITAL" (EMILIO, ISABEL, LAURA Y DOS AUXILIARES QUE DESCONOZCO SUS NOMBRES)

Y CLARO ESTÁ, AQUEL BUEN SEÑOR, QUE EJERCÍA SU PROFESIÓN DE CAMARERO EN AQUELLA SIDRERÍA Y QUE TAMBIÉN ESTUVO INTERESÁNDOSE POR MÍ: "NACHO"

A TODOS GRACIAS, MUCHAS GRACIAS, mi corazón, mis palabras, no son capaces de reflejar nuestro agradecimiento, el de mi hermana y el mío, y claro está el de mi esposa e hijas.

Y no quiero terminar sin agradecer, enormemente, la dispoción y preocupación de mis dos sobrinos, Fran y Alberto, dispuestos en todo momento a desplazarse para bajarnos hasta nuestra tierra, y de sus esposas Desi e Inma, gracias por estar ahí interesándose por nosotros.

A buen seguro, que me dejaré personas en el camino, pero ellos han de saber TODOS, que a todos les llevo conmigo, porque quizás sin ellos, nada hubiera sido lo mismo.


" MIS ÁNGELES DE LA GUARDA "

viernes, 16 de septiembre de 2011

HISTORIA PARA NO OLVIDAR O EL PORQUÉ (2ª Parte)

... pues nada, aquel trozito de aparente rica carne, que dejó poco regusto en mi paladar, como queriendo hacer su propia excursión y tomar decisiones propias, se para en medio de la garganta por propia voluntad... No sé qué leches encontró allí, para detenerse en su excursión.

Y allá que el propietario de tan extraño inquilino, como sucede en la vida real, empieza a querer expulsarlo, bien por el balcón o bien por la gatera, pero !leches que se mueva de una vez¡

Nada que no había manera, y mientras tanto mi hermana miraba mis gestos con cara atónita y de interrogación, a la vez como no creyendo lo que estaba viendo me decía :"que estamos dando el espectáculo".

Esto lo decía, porque en mi afán de ayudar a aquel maldito trozo a bajar, no hacía más que dar unos sorbos a aquella sidriña, que tan rica me había parecido hacía unos minutos. Pero nada, todo el líquido venía revertido desde el gaznate hasta las fosas nasales, cuales chorros de los peces que adornan la fuente de la Plaza del Arenal.

Justo al lado, como dije en la primera parte, habían unas chicas, que presta acudieron a ayudar a mi hermana, que ya estaba dándome porrazos en la espalda, queriendo ayudar a mis maniobras de expulsión de aquel "joputa e indeseable inquilino".

Ellas se arrebujaron alrededor mía, mientras sentía como por detrás unos brazos me agarraban con fuerza y colocaba sus puños a la altura de mi esternón, justo por encima del estómago, empezando a apretar a golpes con fuerza.

Todas querían ayudar, pero un solo cuerpo daba para bien poco entre tantas mujeres, principalmente, aunque algún hombre, compañero de ellas también se acercó a echar una mano. Era uno de ellos quien apretaba mi cuerpo, casi estrujándolo.

Una le decía cómo había que hacer la "maniobra de Heimlich", mientras otra intentaba por todos los medios introducir sus dedos para alcanzar al "desgraciado trozo de carne".

Tanto era el esfuerzo del que a mis espaldas tenía, que tuvo que ser relevado por otra persona, que me incorporó a las órdenes de otra de aquellas chicas.

Ya no podía más con el dolor que sentía en mi pecho, y allá como pude, advertí de la posibilidad de rotura de una costilla, a lo que una voz femenina, me dijo "mejor una costilla rota, que te quedes sin aire". Mientras decía esto, las restantes chicas no paraban de gritarme "tose, tose" y de allí solo salía saliba espesa. Otras preguntaban ¿puedes respirar". Yo a todas quería dar contestación con mi voz entrecortada, pues casi no podía mediar palabra.

Viendo que la situación iba a más y que como me dijo una de ellas "me estaba poniendo cianótico", vamos morado, decidieron llamar al Samur de Oviedo... no sé que tiempo transcurrió, me pareció un solo segundo, cuando nuevas voces me hablaban y me dirigían hacia una ambulancia, que subí por mis pies, tumbándome en la camilla y viendo como preparaban mis brazos para preparar una vías, mientras otra chica, al parecer la doctora al mando, preparaba una mascarilla.

Estos me interrogaban sobre alergias, operaciones, etc. contestándole como podía. El cansancio se había apoderado de mi cuerpo y fue entonces cuando me acordé de mi hermana. Me preocupaba. No quería se quedara sola, la quería conmigo, quería saber como estaba. Y en ese momento, veo llegar la mascarilla y............ pareció que ya todo había acabado.

Se hizo el silencio y la oscuridad .................................

No sé que pasaría, no sé que sucedió, solo sé y recuerdo despertarme en una sala amplia, solo y al fondo unas chicas de verde deambulaban por la zona.

Sentí tubos en mi boca, en mi escroto, todo me era extraño, pareciera como si me hubiera despertado de un relajante sueño, no me venía en aquel instante, ningún recuerdo de lo que había sucedido. En aquel momento una amable enfermera se me acercó y con una agradable sonrisa, como quitando yerro a lo sucedido, me consultó sobre como me encontraba y si podía respirar bien.

Solo hizo falta decir que sí, para tras pedirme abriera la boca, en un profesional tirón, sacar aquellos incómodos tubos del interior de mi cuerpo. Pero... aún seguía aquel que sentía hundirse en mi escroto y que más que ayudarme a evacuar los líquidos, me obstruyera esa posibilidad, pues era tal la sensación de querer vaciar la vegija, que ante la extrañeza de aquel tubo, me daba la sensación de poder manchar la cama, por lo que procuraba retenerme. !Que sensación más angustiosa¡

Fue entonces cuando, tras la pregunta de rigor ¿quieres orinar en la botella? y mi positiva contestación, de un tirón y sin mediar más palabras extrajo aquel tubillo, que a mí me parecía fuera uno de uralita. !!!! Qué dolor¡¡¡¡, pero que alivio. Ufffffffff, al fin, pude eliminar plácidamente. En la distancia veía marcharse otras enfermeras con la bolsa que colgaba de mi cama, repleta de líquido... Cara de extrañeza, por mi parte. ¿Tanto he eliminado?, "si no bebí para tanto".

A las pocas horas, llegó mi hermana. !Qué tranquilidad verla¡. Fue entonces cuando comenzaron los relatos más interesantes de toda esta historia.

No importaba ya nada, empezaban los interrogantes en mí al ir oyendo las explicaciones de mi hermana y los posteriores de aquellas tantas buenas personas, que se habían y seguirían preocupándose me mí hermana y de mi en los días sucesivos que estuvimos en Oviedo.


Empezaba a crecer algo especial por aquellas personas, aún desconocidas para mí.

Pero eso será la tercera parte de esta historia.



martes, 13 de septiembre de 2011

HISTORIA PARA NO OLVIDAR O EL PORQUÉ (1ª Parte)

Haber por donde empiezo..................

Ya sabéis casi todos que tengo 51 años y que vivo casado con dos preciosas hijas.
No sé si sabréis que llevo 31 años con la que ahora es mi esposa y que ella está incapacitada.

Pues bien en todos estos años, jamás he salido de Jerez o he procurado no asistir a nada, donde o bien ella o mis hijas, no estuvieran. Son formas de ver la vida en pareja, en el matrimonio o en la familia.                                                                                                                 
Pues bien mira por dónde, este año íbamos a hacer un viajecito distinto, sin mi esposa, sí con mis hijas y por primera vez con mi hermana mayor.

Pues nada, todo se fue al trate, el "money" no daba para tanto, en cuanto ya el vehículo se había comido la mitad del presupuesto y la otra mitad nuestra asistencia a Madrid a participar junto a mi hermandad y mi Jesús de las Misericordias en el Vía Crucis de la JMJ 2011.

Pues lo dicho, dos diitas intensos y reventaos pero gozosos y.... para casa.

Quedaba en el olvido el viajecito-familiar-diferente.
Pero no se sabe muy bien porqué... 
¿He dicho Porqué? 
                               !Ostras¡ el primero.

Bueno pues eso, le da a mi hermana mayor por decirme que nos vamos los dos de viaje solitos, que el estrés acumulado, la ansiedad galopante, los problemas, problemillas y problemones de ambos, nos obligan a desconectar por unos días y eso a 48 horas de partir.
Ponte a correr, a organizar el viaje, aunque tras varias posibilidades barajadas, ella se queda con el viaje a Asturias que no le conocía, viaje que por más, yo ya había realizado y no tenía problemas en hacer de nuevo, aunque quizás, viendo nuevos sitios y/o los mismos de forma diferente. Ya se sabe que una silla de ruedas no puede acceder a todos lados.

Pues nada el 1 de Septiembre muy tempranito para arriba, con la ilusión por las nubes, pero con una cierta tristeza. ERA LA PRIMERA VEZ QUE DEJABA A MI FAMILIA EN JEREZ, aunque he de agradecer la comprensión encontrada por mi familia y el empujón de moral que mis dos hijas y mi esposa me habían dado.

Cáceres, Salamanca, Zamora, León y por fin Oviedo.

Día 3 de Septiembre, tarde, tras alojarnos en el mismo centro a pocos metros del Teatro Campoamor y aparcar el vehículo, una ducha y a la calle, a dar una primera vuelta y visita, donde nos cruzamos dos palabras con el abogado de Ruiz Mateos, que por nuestro "habla" reconoció nuestra procedencia y a cenarrrrrrrrrrr.

Dos vueltas por la calle de la sidra, calle Gascona por más señas, viendo menús y ambientes y al final a la Sidrería Asturias, pero... !me cagon en to lo que se menea¡, llena hasta la bandera.

Momentos de dudas, ¿que hacer?, mientras veíamos como justo al lado, bajo unos escalones, justo al lado, había montada una carpa y a unas chicas que habían llegado les habían colocado una mesa afuera de la carpa al aire libre. 

Pos ya está, me dije, y sin más pedí al camarero que hiciera lo mismo para nosotros dos, cosa que hizo presto. 

Primero que ná una botella de sidriña, "donde fueres haz lo que vieres" y allá estaba este "buen señor" escanciando con arte, tal como haría uno de nuestros venenciadores, aquel espumoso caldo, justo al limite del "culín".

!Qué bueno estaba aquello¡ Un sorbo, dos sorbos y a llenarrrrrrrrrrrrrrrr y de nuevo este señor escanciando, momento foto. 
!Guiri, guiri, jajajajajajajaja¡

Mientras a las chicas de al lado se le habían ido sumando más aún, ellas unas con sidra otras con vino, departían sentadas entre sillas y escalones, como esperando aún más gente.

La carta, ufffffffffff, el dilema de siempre, lo que me gusta, lo que no, lo que le gusta a mi hermana, ufffffffffffffffff, toma decide tú, no lo que tú decidas, ufffffffffffff. 
Al final unos gambones a la plancha y una carne al no se qué, algo raro pero que sonaba autóctono.

Mientras, las chicas seguían departiendo y comentando sobre el olor a marisco que les llegaba, mientras una de ellas, le decía a otra, ¿no has visto el plato que ha paso por delante de nosotras?. Un lujazo de plato, la verdad sea dicha.

Con cierta fruición, deleitamos aquellos gambones perfectamente salados, acompañados de la sidriña, que poco a poco iba acabando su corta vida dentro de aquella botella verde.

Justo en el momento en que nos llegaba la carne, aquella botella murió y el buen camarero que nos atendía, amablemente nos preguntó ¿otra botellina?... pues sí claro que sí, para alegrarle el cuerpo a los gambones, a los que ya daba cuenta los jugos gástricos, con el consiguiente aumento del colesterol....!pero qué leches¡.

Al momento el camarero nos trajo la segunda botella y nos llenaba los vasos, que ya se sabe que no se puede tener mucho tiempo al aire.

Tras una rápida inspección a la carne, que parecía algo crudita, pero pensé que sería la forma de cocinar el plato, me apresté a remojar el gaznate y a probar aquella ternera....

Unos mordiscos, unas salivaciones, más mordiscos y para adentroooooooooooooooo...........................................................................



AHÍ EMPEZÓ TODO, SEGUIRÁ LA SEGUNDA PARTE.