La
mezquindad humana
esa
que es cardo que hiere las entrañas,
esa
que como hiel hace la boca amarga,
esa
que pareciera ser tan fácil de propagar
como
plaga de langosta
queriendo
devorar hasta las raíces
de
la amistad más larga.
Pero
que haya seres mezquinos
porque
así en su vida lo cultivaran
como
amargo vinagre
que
tiene que hacer la de otros
igual
que las suyas, de amargas,
es
una sinrazón que no hay razón que valga
para
hacer estas cosas,
que
a nada llegan, cuando es la sinceridad
de
amigos, la que con la verdad habla.
Pero
cuan grave es esa mezquindad
cuando
viene de los que con golpes de pecho
cristianos
se llaman.
Pero
Dios y Su Hijo Jesús Misericordioso
les
perdonarán esas culpas y faltas
y
le harán ver en sus propias carnes
la
vida que llevan tan equivocada
por
conseguir, nada de nada.
Ojalá
algún día, la Niña de tez rosada
les
ilumine y les enseñe
lo
negro que hay en sus almas
para
poder antes de que acaben sus días,
corregir
el daño, y la mezquindad
que
con hondas raíces han plantado
en
sus entrañas, en sus yermas vidas,
que
por minuto que pasa,
les
irá guiando a un camino
que
bien pronto que tarde,
quizás
se les acaba.
Y
aquellos que a leer no aprendieron
y
mienten más que hablan,
quizás
llegue el día en que
sean
pagados con sus mismas
obras
y palabras.
Tiempo
al tiempo,
ese
que pone a cada uno
donde
en verdad les tocara.
Entonces
en el camino
nos
encontraremos…
Ya
veremos quien la frente agacha.
Un
saludo a esa gente falsa.
Que
Dios les perdone.
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