4,39 hrs. de otro domingo más o
quizás no... los sentimientos, los pensamientos, las cosas revolotean en mi
mente que parece descansada, más lo cierto es que aquí estoy con mis galletitas,
mis cigarros y... despierto.
Espero no me pase factura estas 3
horas de sueño, pues si el sábado fue bien completo el día de hoy no será
menos... ni mucho menos.
Llevo unos días extraño, como si
aventurara algo, cada día y noche me trae algo especial, algo que hace que el
día no pase en balde aunque esta madrugada me despertó esas ansias peregrinas
de hacer la mochila e irme sin rumbo, o sí, no sé.... pero caminar, ser yo y
solo yo, ir a la búsqueda de no sé qué, pero esas mismas ideas y dudas la tuve
allá en el 99 y terminé caminando.
Ojalá pudiera ahora mismo hacerlo
posible, pensar que mi madrugada, pronto será amanecida y junto a mí ver mi
mochila con lo escueto, esperándome que la deje caer sobre mis espaldas y ambos
unirnos en un abrazo que nos lleve por aquellos caminos de Dios. Y mis botas,
aquellas que han cumplido 15 años junto a mí y que aún conservan el polvo de aquél
camino del 2009, ellas me traen a la memoria aquella sevillana rociera de la
camisa. Mi sudadera, azul y roja, aquella que mi gran amigo o más que amigo
hermano Joaquín, me regaló allá en el 99 y que tantos fríos me ha quitado, así
como el chubasquero rojo y negro que me regaló... son tan pocas pero señaladas
cosas, las que portaría con amor inmenso, por tal de ponerme en camino. Pero,
soy peregrino en tierra de secano, peregrino que cada día, como por aquellos
caminos, batalla por sendas, que si bien son conocidas, siempre están
cambiantes. Así es porque el destino o Dios así lo quieren.
En mi adolescencia pensaba que
cada uno traemos una misión, y ahora cada día que pasa, en el que pareciera que
uno empezara a oír en la lontananza una campanilla que jamás quisiera oír, es
cuando vuelven esos mismos pensamientos, pensando que dentro de poco, quizás,
la misión quede cumplida, tal como cuando llegas a Finisterre y quemas tus
ropas de camino y te sientes desnudo ante una inmensidad que va más allá de la
unión de cielo y mar. El vacío le invade a uno y allí solo ante toda la
majestuosidad de la creación, piensas si volverás a llenar o ya solo queda
esperar.
¿Cuándo comienza la misión,
cuándo realmente comienzas el camino? ¿Cuándo la finalizarás o donde estará tu
Finisterre? Preguntas sin respuestas ciertas, pero que intuyes, como aquella
campanilla. Hay que llegar a ciertos momentos en la vida en los cuales, parece
como si te hubieras hecho más experto en la vida, más conocedor del camino, de
tanto pisarlo que, ves más claras las cosas, comprendes mejor los porqués y las
razones de porqué cuando ha de llover te asas de calor o cuando debía hacer un
día esplendoroso, este amanece nublado. Es más, cuando la vista cansada,
pareciera que te impidiera ver las cosas con más claridad, algo en tí te hace
verlas más claras, es como si, tras una espesa niebla tuvieras la capacidad de
ver a través de ella aquello que uno con su cabello casi blanquecino por los
años, solo pudiera ver.
En definitiva seguiré con mis
divagaciones, pensamientos o certezas, solo la mañana será capaz de discernir
sobre ellas.
5,30 hrs. Se acerca el amanecer…
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